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Ejercicio: Sentado o echado.
Rodee el pulgar derecho con los cuatro dedos largos de la mano izquierda; el pulgar debe tocar la palma de la mano derecha. Cierre los ojos. Sienta esa parte debilitada o enferma de su cuerpo.
Ahora imagínese que en el centro inferior de su cuerpo (a la altura del ombligo) arde una luz, y con cada espiración dirija los rayos de esa luz a la parte del cuerpo interesada. Primero deje salir grandes y oscuras nubes de humo de la parte del cuerpo irradiada (las causas de la enfermedad, los dolores, etc.).
Después concéntrese sólo en la luz que poco a poco llena esa parte del cuerpo, la ilumina y la cura. Retenga el dedo durante un rato más y perciba el flujo de calor. Luego rodee el pulgar izquierdo y sosténgalo también durante un rato.
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